sábado, 21 de mayo de 2016

Un Chile mejor no es una utopía.


Muchos miramos por la ventana digital tantas cosas que pasan en donde decimos ¿Qué mierda tienen en la cabeza?
Siempre me he cuestionado porque tuve que llegar a un mundo que no me gusta, que no es bueno, en el que pareciera que nada de lo que haces con buena voluntad da resultados, me alegra saber que esto solo es un pareciera.

Hace años, cuando era una niña muy pequeña, en algún programa vi a alguien comentando que las pesadillas cuando las terminas, entiendes que era solo un sueño que por la ansiedad y el miedo no lograste terminar, pero cuando pasas esa barrera hasta terminas con una sonrisa al despertar. De apoco intenté practicar esta teoría mientras dormía. Despertaba de una pesadilla y volvía a dormir tratando de retomar el curse del sueño, finalmente terminé lográndolo. Y sí, al terminar el sueño, la pesadilla era sólo una etapa dentro de la historia, pero para saber esto tuve que trabajarlo mucho.

Los sucesos que están pasando son parte del sueño que no se termina. Las personas se vuelven violentas, claman por el derecho de ellos y de los otros. Algunos piensan que esto no hace nada, pero se equivocan, hacen mucho, la voz temerosa que antiguamente hablaba por debajo de la mesa cambió por una voz de fuerte guerra.

Es así como el mundo comienza a escuchar. Si es uno el que grita está loco, pero si son muchos, quizás tengan razón. De a poco la conciencia aparece y comienza su análisis hasta que se preguntará ¿Y yo?  ¿Qué hago? ¿Cuál es mi aporte con la vida mejor que quiero hacer?  Y no te dará ni cuenta cuando a aquellos que criticabas les estarás preguntado cómo ser mejor persona, comenzarás a ver qué es lo que daña el ecosistema, que es lo que daña a tus pares, dejarás de discutir por cosas que no importan sólo por el hecho que sabrás conscientemente que cada minuto cuenta, porque lo único cierto es que nuestra vida llega a un final y cada uno tiene la posibilidad de aportar con esa mejor vida y aprovecharla siendo felices con el milagro de poder vivir una realidad en la que todo, sí TODO influye y puede hacer un cambio. 

Y esto no un sueño.


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